Ya hay más de 1.400 proyectos salmoneros aprobados entre las regiones de Los Lagos y Magallanes ¡y van por más! No podemos permitirlo. El medio ambiente, los ecosistemas y toda la biodiversidad de los mares patagónicos está en serio peligro.
Ya hay más de 1.400 proyectos salmoneros aprobados entre las regiones de Los Lagos y Magallanes ¡y van por más! No podemos permitirlo. El medio ambiente, los ecosistemas y toda la biodiversidad de los mares patagónicos está en serio peligro.
Firma esta petición, actúa y ayúdanos a frenar la expansión salmonera en la Patagonia chilena y en la Reserva Nacional Kawésqar.
Ridículo:
Un parque nacional que no protege sus aguas
Hoy se encuentra en grave riesgo la Reserva Nacional Kawésqar, un área protegida recientemente creada que corresponde a las aguas marinas adyacentes al Parque Nacional Kawésqar.
El lobby de la industria salmonera consiguió que el mar que rodea a este Parque Nacional quedara excluído y buscan instalar más de 57 nuevos proyectos en el área, los que se suman a los 68 proyectos ya aprobados en las aguas de la Reserva. ¡No podemos permitirlo! El medio ambiente, los ecosistemas y toda la biodiversidad está en serio peligro.
Tu donación es clave para seguir protegiendo los mares de la Patagonia.
Vivimos en un país con paisajes y ecosistemas únicos, que albergan una gran biodiversidad.
No podemos dejar que la industria salmonera siga contaminando y expandiendo su impacto en los fiordos y canales donde cada año, cientos de ballenas vienen en busca de alimento con sus crías. ¡Ahora es cuando debemos ACTUAR y PROTEGER!
PREGUNTAS FRECUENTES
La salmonicultura corresponde a una parte de la acuicultura (cultivo de peces y otras especies del mar) que consiste en el cultivo intensivo de distintas especies de salmónidos (salmón atlántico, trucha arcoiris, salmón coho,etc). Consiste de tres fases: Piscicultura (donde se “crían” los smolt o “salmones bebe) generalmente desarrollada en tierra cercana a fuentes de agua dulce como ríos y lagos, la fase de engorda en balsas jaulas en el mar y la fase de procesamiento (en tierra en las plantas de proceso).
En el caso de Chile, se trata de una actividad que introduce especies exóticas invasoras en grandes piscinas (del tamaño de una cancha de fútbol) para cultivarlos de manera intensiva y con altas densidades. Esto genera un hacinamiento de estos peces en las balsas jaula (generalmente instaladas en el mar, en canales y fiordos cerrados) que requiere un alto uso de químicos y antibióticos y genera múltiples desechos que contaminan las aguas y fondos marinos. Generalmente, esta actividad es desarrollada por empresas extranjeras multinacionales que utilizan hasta 800 veces más antibióticos para producir salmones en la Patagonia, de los que usan en sus países de origen (Noruega por ejemplo), zonas donde el salmón es nativo.
Los impactos del cultivo del salmón son diversos y están documentados por diferentes artículos e investigaciones científicas. Están asociados principalmente, a la afectación directa del ecosistema marino. Las distintas crisis ambientales que ha vivido Chile (segundo productor de salmones a nivel mundial) han evidenciado y demostrado cómo la salmonicultura destruye el medio ambiente de manera muy agresiva. Un ejemplo, es la contaminación de las aguas, el potencial desarrollo de floraciones algales nocivas (marea roja) , la pérdida de biodiversidad,entre otros. Muchos de estos daños pueden tardar décadas en ser reparados e incluso pueden ser irreversibles.
En resumen, los impactos de la industria son:
- Contaminación de las aguas por constante incorporación de nutrientes, lo que está directamente relacionado con el desarrollo de mareas rojas más persistentes y tóxicas, que pueden llegar a matar a los animales y contaminar a otras especies del mar como mariscos, que luego no pueden ser consumidos.
- Alto uso de antibióticos, pesticidas, químicos y colorantes.
- Afectación a la biodiversidad local y pesca artesanal por escapes de salmones y traspaso de enfermedades (los salmones son especies carnívoras de devoran todo a su paso).
- Sobre paso de la capacidad de carga del ecosistema, generando crisis como el VIRUS ISA, o masivas mortandades.
- Devastación de los fondos marinos.
- Afectación del turismo por intervención paisajística.
- Generación de condiciones anóxicas (pérdida total o parcial del oxígeno en el agua) que afecta la capacidad del mar para albergar la vida.
- Muerte de ballenas por colisiones con embarcaciones o atrapamiento en las redes de las balsas jaulas.
- Matanza de lobos marinos, como mecanismo de control de su rol como depredadores de especies de salmones.
- Presión sobre poblaciones de peces salvajes que son utilizados para elaborar el alimento balanceado que consumen los peces de criadero. Se necesita entre 2 y 3 kg de otros peces, para producir 1 kg de salmón.
El desarrollo de salmonicultura (es decir, la cría intensiva e industrial de salmones) en zonas donde los salmónidos no son nativos y existen ecosistemas de alto valor y fragilidad como los mares patagónicos, tiene graves impactos ambientales que no son posibles de evitar. Prueba de ello, es que Chile que tiene un desarrollo de más de 30 años de salmonicultura y regulaciones específicas para esta industria (las cuáles han mejorado estándares en los últimos años), continúa siendo foco de desastres ambientales provocados por la industria mes a mes. Al mismo tiempo, la mayoría de los centros de cultivo que han protagonizado estos desastres, se encontraban con “certificaciones ambientales del tipo ASC” correspondientes “a las mejores prácticas acuícolas”, lo que demuestra que el problema no es de estándares sino de la actividad en sí misma sobre estos ecosistemas marinos. Otro ejemplo del fracaso del modelo salmonicultor es Estados Unidos. Luego de desastres asociados a la industria, en particular el masivo escape de salmones que afectó a las especies nativas, el estado de Washington decidió poner fin a la industria ya instalada al año 2025.
Greenpeace se opone a la expansión de la industria de la salmonicultura. Detener la expansión de la industria, previene que se afecte irreversiblemente la fuente de desarrollo local asociada a otras actividades como la pesca artesanal y el turismo. Actualmente, la propia industria no puede seguir operando en algunas zonas debido al nivel de deterioro ambiental que ellos mismos han generado, como es el caso de múltiples centros en el Parque Nacional Alberto de Agostini. Greenpeace está a favor del desarrollo que respeta el medio ambiente ya que es la única vía que permite que las actividades se mantengan en el tiempo. Creemos que proteger la vida silvestre y propiciar ecosistemas sanos, permite también favorecer las economías locales.
La salmonicultura genera impactos ambientales irreversibles y que significan grandes costos económicos también. Durante el 2021, se publicó el informe “Dead Loss The High cost of poor salmon practices” a cargo del Centro de investigación británico Just Economics perteneciente a la ONG Changing Markets Foundation, el cual investiga desde un punto de vista económico el verdadero impacto que tiene la acuicultura del salmón en el mundo, considerando aspectos sanitarios, sociales y medioambientales. La investigación, enfocada en los 4 principales productores de salmón, Noruega, Chile, Canadá y Escocia, estima los costos reales que tiene la producción de salmón pero que no aparecen en los balances de las compañías salmoneras ni en las cifras macroeconómicas de los países productores.
La industria salmonera en esos países produce alrededor de 20.000 millones de dólares anualmente, sin embargo luego de un análisis de diferentes variables que no son usualmente calculados (la disminución de la pesca silvestre para consumo como harina de pescado o por ingesta en escapes, la contaminación de los fondos marinos, el cambio climático, el combate de las enfermedades del salmón y el costo social) se estimó un costo real de 43.000 millones de dólares entre 2013 y 2019 por parte de la industria que fue absorbido por todas las comunidades que en estos países dependen de la salud de los ecosistemas para sus formas de vida.